Aunque estuve en el DF solamente tres días, fueron aprovechados al máximo. Mi último día, el viernes (el sábado no cuenta porque me la pasé en la carretera) fue más tranquilo (sin tantos metros, taxis y peceras).
Comencé el día con un desayuno familiar en los Bisquets Obregón, una muy buena manera de empezar porque me zampé la mitad de las cosas disponibles en el menú :), para bajar la comida regresé a casa de mi tía sola mientras que toda la fam se iba a dar la vuelta. Para variar y no perder la costumbre me perdí pero finalmente llegué a la casa a descansar un poquitín.
Ya descansadita me fleté el traslado al DF para ver a un par de amigos. Varios cafés y una comida después acudí a mi segunda cita. Con una temblorina por mi dieta constituida principalmente por cafeína pasé una tarde-noche muy placentera con J. un catalán que conocí en este viaje.
Es muy divertido ver México a través de los ojos de un extranjero: el ritmo de la gente, cómo le pasa el tiempo, lo que comen, como hablan. Me gusta mi país y aprecio que otros también lo vean con ojos de amor.
En fin, esas fueron las vagaciones. Todavía me queda una semana libre antes de entrar al trabajo, pero estaré en Guadalajara viendo a ver que se me ocurre hacer. Se aceptan sugerencias.
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