Una de las cosas que me gustan acerca de México (mi país, aquí viene la mamá cuervita) es su facilidad para afrontar los problemas con mucho humor.
La muerte no es la excepción. Cada 2 de noviembre se festeja el día de muertos con tradiciones que a otros podrían parecer algo raras y hasta un poquitín spooky.
Como nuestros muertos vienen a visitarnos, les hacemos un altar con muchos elementos simbólicos, entre ellos una ofrenda de sus platillos y objetos preferidos en vida.
También se come pan de muertos con chocolate. ¿Pero por qué relacionar algo que se come con un cadáver? El pan tiene en la cubierta figuras que simulan huesos. También son frecuentes las calaveritas hechas de azúcar con nombres en la frente.
Sólo puedo decir una cosa: es delicioso comerse a la muerte a mordidas.
Otra tradición que es menos usual que las anteriores es la de las calaveras literarias.
Las calaveras son versos en los que los mexicanos se burlaban de la muerte y de los vivos al mismo tiempo. Entre las primeras víctimas estuvieron los personajes más importantes de la época de la Colonia, y la tradición ha continuado hasta ahora, aunque con menor popularidad.
El año pasado Ale y Carlos, mis hermanos, acudieron a mi para hacer las calaveras que sus amables maestras les pidieron de tarea (si alguien me hubiera dicho que iba a hacer la secundaria tres veces: la que me tocó a mí y una vez más por cada uno de los loquitos...).
Me divertí tanto que decidí hacer un par de calaveras este 2005.
He aquí algunas de ellas:
Sonia Blanco en su post Calaveras del día de los muertos
José Luis Orihuela en la entrada Calaverita
Octavio Rojas en el post Calaveritas blogosféricas de la Blu
Feliz 2 de noviembre, día de muertos!
1.11.05
Suscribirse a:
Comment Feed (RSS)
|