14.3.05

Un fin de semana interesante


Después de trabajar arduamente durante toda la semana, este fin fue de puro chiqueo.

La diversión comenzó el viernes por la tarde-noche Michelle y yo fuimos al festival DeMuestra, un evento alterno a la Muestra de Cine de Guadalajara.

Después de ver alrededor de ocho cortometrajes y algo cansadas por pasar más de dos horas sentadas en vil concreto, fuimos a mi casa para cenar y ponernos el disfraz nocturno.

Una vez que adquirimos el mood nocturno y dimos un par de vueltas por culpa de un taxista desubicado, nos tomamos un martini (bueno, se tomó) y nostálgicamente conversamos acerca de nuestra vida hace unos años.

Es bastante gracioso, con veintipoquitos años en nuestro haber ya nos ponemos a hablar de nuestra juventud. Quisieramos saber dónde está lo que teníamos antes. La fiesta y la energía.
Yo francamente no se dónde quedó.

En ese orden de ideas, decidimos experimentar un lugar nuevo. Fuimos a un antro fresa (ni siquiera era tan fresa) pero no encontramos la juventud que se nos perdió. Tal vez como dice mi amiga Carolina, uno debe divertirse con cosas diferentes, madurar en pocas palabras.

El sábado me desperté temprano mientras Michelle dormía todavía para ir a correr con Carolina. Es un decir eso de ir a correr, porque la verdad es que no corrí, troté si acaso un kilómetro y medio y me arrastré por la pista sin aliento el resto del recorrido.

Ya entrado el día regresé a mi casa. Michelle y yo tuvimos una excelente idea. Hacernos un spa de tercer mundo. Les explico.

Spa tercermundista
Hay que comprar azúcar y jabón, miel de abeja (por sus propiedades nutritivas y regenerativas), sábila para la humectación y un par de botellas de agua fría para no deshidratarse. Después se renta un cuarto de vapor privado (este es el elemento más tercermundista) y una vez que el cuarto está lleno de vapor se procede a mezclar el azucar con espuma de jabón para exfoliarse (o sea, remover las células muertas de la piel).
A continuación se enjuaga y se aplica miel de abeja en todo el cuerpo, y se espera media hora antes de removerla (Si el osito Pooh tuviera una fantasía erótica sería esta no?). Para finalizar se aplica la sábila y se espera otro buen rato para que la piel se hidrate. El resultado: una piel hermosa y relajación absoluta.

El sábado terminé de pasarlo leyendo y trabajando en mi tesis, con una ocasional pestañita provocada en parte por el estado de tranquilidad y en otra, por las dos desveladas que llevaba al hilo.

El domingo fue un día tranquilo. Bisou y yo fuimos a caminar en la Vía RecreActiva para después pasar el domingo con mi papá, una costumbre de familia disfuncional que me gusta bastante.

Este fue el fin de semana.