18.8.04

El nuevo periodismo

El nuevo periodismo nace a mediados de los años sesenta en publicaciones neoyorkinas como la revista Esquire y el suplemento New York del periódico The New York Herald Tribune.

Este movimiento periodístico, encabezado por Tom Wolfe, se opuso a los cánones del periodismo tradicional, retando los conceptos de objetividad e imparcialidad en el oficio, donde se supone, el periodista debe informar y no opinar.

Para explicar la aparición del nuevo periodismo, el investigador Michael Schudman, concibió una teoría que sostiene que el nuevo periodismo surgió como parte de un contexto contestatario (1968 y Vietnam), es decir, como una reacción a los valores del establishment, entre ellos la objetividad.

Tampoco es casualidad que el género se establezca en Estados Unidos, ya que la visión estadounidense de la nota, story en inglés, lo que se traduce a historia o narración en español, tiene un lado más humano, en contraste con la tradición apegada a las reglas de países como México, en que todavía se practica rigurosamente el periodismo de pirámide invertida.

Tom Wolfe opina acerca de esta nueva manera de concebir al periodismo: "Me enseñó la posibilidad de que existe algo "nuevo" en el periodismo. Lo que me interesó no fue simplemente el descubrimiento de que era posible escribir no-ficción precisa con técnicas usualmente asociadas con las novelas y cuentos cortos. Fue el descubrimiento de que era posible en la no-ficción, en el periodismo, usar cualquier recurso literario (...) para estimular al lector tanto intelectualmente como emocionalmente."

El nuevo periodista es un híbrido entre novelista e informador, que se involucra en la historia a veces hasta como protagonista, que realiza por tanto una labor más profunda de investigación a comparación del reportero de pirámide invertida y que además tiene maestría en el uso de recursos literarios como el diálogo, la descripción, el monólogo interior, las reflexiones ensayísticas y el manejo del tiempo. Este profesional ve al periodismo como una forma de arte, más que como un producto de información.

En comparación al periodista tradicional, que se preocupa por acercarse demasiado a un tema o a una nota, el nuevo periodista se involucra a fondo y no tiene ningún reparo en formar parte de un tema mientras esta cercanía le permita construir una escena y tener al alcance diálogos, para narrar una historia en su nota.

El nuevo periodismo significa también una actitud diferente ante la información, ya que el periodista sale a buscar un tema y se implica en éste, alejándose de la información digerida de los boletines de prensa que llegan a las redacciones.

Las debilidades del nuevo periodismo están relacionadas entre sí, señala Abrahamson, ya que este género pierde la calidad literaria porque permanece unido al hecho, por lo tanto inhibiendo la creatividad artística, pero igualmente es falto de calidad periodística porque en la creatividad artística que puede emplear, se sospecha que no es un reporte fidedigno.

El nombre nuevo periodismo fue acuñado en 1965 por Pete Hamill, un "nuevo periodista", como un posible título de un artículo acerca de otros dos "nuevos periodistas": Gay Talese y Jimmy Breslin.

Críticos de este movimiento argumentan que el nuevo periodismo es muy parecido a la literatura del siglo XIX, representada por autores como Defoe, Twain, Balzac y Zola que desde la literatura escribían piezas casi periodísticas por el gran trabajo de investigación que realizaban.

Apoyando la tesis de que el nuevo periodismo no es tan nuevo, el término nuevo periodismo fue utilizado en el siglo XIX por el crítico Matthew Arnold para describir el estilo de escritura personal desarrollado por un grupo de reporteros sociales del periodo Victoriano.

Los detractores más ácidos de este género señalan que los llamados nuevos periodistas, no son más que personas que querían ser escritores y al darse cuenta del declive de la literatura se volvieron periodistas.

La aceptació del nuevo periodismo depende de varios factores que van desde la cuestiones de la ética profesional hasta la actitud del periodista hacia su rutina de trabajo.

Aceptado o no, el nuevo periodismo, también llamado periodismo literario, literatura de hechos o literatura de no ficción, abrió las puertas para un periodismo más libre de convenciones y nuevos géneros inclinados hacia lo social como el periodismo interpretativo o el de precisión.

Aunque las nuevas formas es este "revolucionario" periodismo se apegan estrictamente a los hechos, permiten al periodista explorar maneras de contar una historia que signifiquen algo para el lector.